Se dice que el tiempo es lo único que no podemos recuperar, y es por eso que algunas personas llegan a obsesionarse tanto con ello hasta el punto de llegar a enfermarse.
Para muchas personas economizar el tiempo es algo que se convierte en prioridad ya sea por prularidad de empleos, una vida demasiado ajetreada o por llevar este ritmo de vida frenético que según algunas investigaciones acaba enganchando.
Los cardiólogos Friedman y Rosenmann tras detectar en sus pacientes un sentimiento de necesidad constante por hacer cosas productivas se dieron cuenta de la realidad de esta enfermedad que padece gran parte de la sociedad actual acrecentada por el nivel de estrés y ansiedad que pueden provocar algunas situaciones en la vida laboral y cotidiana.
Los rasgos mas significativos de este trastorno son; la necesidad de realizar alternativamente varias actividades para hacer más en un tiempo más reducido, adelantar cosas que no son urgentes, evitar cualqueir situación que conlleve esperar sin hacer nada. La mente de dichos sujetos se encuentra en continuo sobreesfuerzo, sin ningún momento para relajarse lo que puede derivar a enfermedades de corazón.
La mejor solución para este estrés perenne es sin duda, administrar bien lo que puedes y lo que no puedes hacer y admitir que no puedes llevar a cabo todas las tareas que tienes pensado. Buscar un tiempo de ocio y desconexión y delimitar bien los espacios en los que estás relajado y en los que estás trabajando.