¿Por qué es importante mantener las sábanas limpias?

Uno de los lugares en los cuales pasamos gran parte de nuestras vidas es en la cama. Es precisamente por ello que es uno de los espacios que debemos mantener en óptimas condiciones higiénicas, pues podríamos estar expuestos a contraer enfermedades y afecciones de la salud.

Las sábanas son receptoras de gran cantidad de bacterias, gérmenes e insectos, pues son ambientes propensos para que éstos se desarrollen. La piel caída o la expulsión de secreciones como sudor o saliva, se alojan fácilmente en la superficie de las sábanas, creando ambientes óptimos para el desarrollo de acompañantes poco deseados. (handymanconnection.com)

Veamos cuáles son algunos de estos huéspedes indeseados que se alojan en nuestras sábanas.

 

Ácaros

Los ácaros son los principales insectos que se alojan en los colchones, pues se alimentan de las más de 500 millones de células de piel que desprendemos cada día. Estos microscópicos insectos se alojan en las telas, provocando alergias severas e incluso afecciones mayores como el asma.

Por ello este es uno de los principales motivos para mantener las sábanas, almohadas y colchones totalmente limpios.

 

Bacterias

El cuerpo humano aloja un gran número de bacterias, especialmente en la boca. Cuando dormimos, es sencillo que la saliva sea trasferida a las sábanas, y con mayor frecuencia a las fundas de las almohadas.

Algunas bacterias pueden vivir en fibras textiles por algún tiempo, y si tenemos alguna herida abierta, éstas accederán con facilidad al organismo, provocando que se generen infecciones y lesiones de piel.

 

 

Todo tipo de gérmenes pueden ser transferidos de nuestro cuerpo a la cama cuando llegamos de la calle y nos recostamos directamente; o por medio de las patas de nuestra mascota cuando lo dejamos subirse a la cama.

Todas estas situaciones propician a que estemos expuestos a adquirir enfermedades transmitidas directamente de las sábanas a nuestro cuerpo. Por lo tanto, debes intentar mantener una correcta higiene de tu dormitorio, cambiando las sábanas una vez por semana como mínimo y bañándote antes de dormir o tomar una siesta.

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