¿Se conoce algún caso de persona que no se ha contagiado por ella a pesar de haber estado en contacto?
El pasado 23 de agosto el artista Stephen Crohn decidió acabar con su vida a los 66 años en Nueva York. Según su hermana, este hombre no quería vivir más porque se sentía culpable.
¿El motivo? No haber sucumbido al SIDA mientras muchos de sus amigos iban muriendo a consecuencia de esta enfermedad.
Por ejemplo, en 1978 su novio, el gimnasta Jerry Green, fue una de las primeras personas en fallecer por esta infección.
Durante los siguientes años murieron varias personas más a su alrededor con las que Crohn había tenido contacto, y aunque no se había puesto protección, él nunca dio positivo en el test de VIH.
De hecho, él se sentía único y distinto y pedía que los médicos le estudiaran para averiguar más cosas sobre la enfermedad.
Por lo visto, este hombre tenía una mutación genética llamada ‘Delta 32’ que solo tiene un 1% de la población mundial.
Gracias a la misma evitaba el contagio, ya que el virus era incapaz de infectar a su sistema inmunitario al no poder penetrar en las células por ‘culpa’ de esta alteración.
Así, su caso fue realmente útil para seguir con las investigaciones y diseñar nuevos medicamentos, como el Maraviroc.
Y es que su ejemplo demuestra que en algunos casos la perseverancia y las ganas de ayudar pueden ser muy importantes para conseguir un mundo mejor.