Pregunta formulada por: Carmen López (Puerto Rico)
Cada caso es distinto, pero en líneas generales se puede decir que no, siempre y cuando no se esté a una altitud mayor a los 2.500 metros sobre el nivel del mar.
De hecho, se considera que en personas sanas no hay grandes cambios a una altitud menor a la mencionada e incluso la estancia en altitudes moderadas (entre los 1.000 metros y los 2.500 ó 3.000 metros) puede tener efectos beneficiosos por la menor presencia de polución y alérgenos (como los ácaros y hongos), al igual que por la menor duración de la polinización.
Por ello la estancia en montañas es incluso recomendable para los asmáticos, especialmente si va acompañada de actividades físicas. Aunque en estos casos hay que tener en cuenta que el asma debe estar totalmente de controlado, empezando por una consulta inicial al neumólogo para que analice la situación personal del paciente y le aconseje sobre la idoneidad de un hipotético próximo viaje a estas zonas. Además se recomienda ir siempre acompañado de la medicación antiasmática, proteger la nariz y la boca de las bajas temperaturas, comer e hidratarse más de lo habitual y evitar altitudes superiores a los 3.000 metros, por las cuales puede aparecer el conocido como ‘Mal Agudo de Montaña‘.
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