Fumar es un problema grave, complejo y antiguo que causa un gran daño a la salud, no solo del fumador, sino también de sus familiares, amigos, colegas e incluso personas al azar que se encuentren a su alrededor.
Durante muchos años se creyó que existían solo dos tipos de tabaquismo: activo (fumador) y pasivo (personas alrededor del fumador). Pero hace algunos años, se realizaron estudios que demostraron que el humo del tabaco puede penetrar en una habitación u objetos para no fumadores y entrar en sus superficies.
Este fenómeno se conoce como tabaquismo terciario, y puede ser tan dañino como exponerse directamente al humo del cigarro.
¿Qué es el tabaquismo terciario?
Se refiere a la exposición frecuente y prolongada de una persona no fumadora, a una habitación en la que ahora nadie fuma, pero solía hacerlo mucho. O Incluso exponerse en las prendas de vestir de algún fumador activo, que, aunque no esté fumando en ese momento tiene residuos del humo del tabaco impregnado en ellas.
Los científicos han descubierto que estos residuos del humo del tabaco pueden volver al aire y comenzar a circular por el edificio a través de los sistemas centrales de aire acondicionado. Por lo tanto, incluso cuando no te encuentres en una zona de fumadores, no significa que estás libre del daño que puede generar el tabaco.
¿Qué tan peligroso es el tabaquismo terciario?
El principal problema del tabaquismo terciario es que resulta difícil controlar la exposición a los residuos del tabaco. Por ejemplo, para evitar el tabaquismo pasivo, basta con alejarse de la persona que tenga el cigarrillo encendido en la mano. Pero el tabaquismo terciario sigue siendo un área poco estudiada, y como no se puede detectar fácilmente, es mucho más difícil protegerse de él.
El principal problema de la intoxicación por tabaquismo terciario se desarrolla de poco a poco, por lo que las consecuencias pueden tardar muchos años en manifestarse. Mientras que el daño del tabaquismo activo y pasivo se puede evidenciar mucho más rápido.