La ataraxia es la palabra utilizada para describir a un ser humano que no puede sentir frustración, siendo un trastorno provocado como consecuencia de un episodio de ictus o traumas en la parte anterior de la cabeza.
Este daño afecta las funciones necesarias para sentir enfado y desilusiones. Por ello, la persona diagnosticada con ataraxia se caracteriza por ser sumamente calmada, pero al mismo tiempo carece de deseos y de temores.
Algunas personas pueden interpretar el significado de ataraxia, como un estado de relajación, ajustándose a lo que se considera como paz interior, ya que no sientes preocupaciones, anhelos o miedos.
Sin embargo, nadie quiere tener ataraxia, ya que aun cuando esta condición pueda parecer algo positivo, realmente es un problema. Esto se debe a que la persona que sufre de ataraxia, no podrá sentir deseos de mejorar y se mantendrá en un estado de conformismo.
Principales consecuencias de la ataraxia
Esta sensación de “tranquilidad” inhibe la capacidad de querer superarse, por lo que es posible que las personas que sufren de ataraxia se queden estancadas, ya que no sienten un impulso que los motive a ser mejores cada día.
Por otra parte, las personas que sufren este trastorno, no pueden medir las consecuencias de sus actos y son incapaces de establecer sus limitaciones. Esto puede resultar contraproducente, porque esto podría conllevar a que realicen imprudencias, sin percibir que están en una situación de riesgo.
Esto representa un peligro potencial, tanto para quien padece de ataraxia, como para aquellos que lo rodean; ya que se puede decir que esta persona sin motivos y sin límites puede cometer actos graves sin sentir ninguna culpabilidad.