La expresión ‘sangre azul’ referida a la realeza nació entre los cristianos en España en el siglo IX.
Es sabido por todos que, salvo excepciones como la ictericia o la cianosis, la sangre del ser humano es roja.
Lógicamente, los nobles y reyes también tienen la sangre roja. ¿Por qué motivo entonces se dice que tienen la sangre azul? (masconvention.org)
El historiador y biógrafo Robert Lacey explica que “los nobles demostraban su pedigrí sosteniendo en alto el brazo de su espada para mostrar la filigrana de venas azuladas bajo su piel pálida”.
Esta demostración tenía lugar en tiempos de la Reconquista, y servía para demostrar que eran pálidos y que no habían cruzado su sangre con la de los ‘moros’ o los judíos.
La piel pálida también servía para diferenciarse de los campesinos que trabajaban al sol.
John H. Kautsky escribió en su libro ‘La política de los imperios aristocráticos’ que “la convicción y la necesidad de los aristócratas de ser superiores es tan profunda que siempre usarán su asumida superioridad como evidencia para insistir en que son biológicamente distintos”.
Kautsky pone el ejemplo de España, donde aquellos con una piel clara y unas venas azuladas podían asegurar que no se habían mezclado con ‘moros’ ni judíos y que descendían de los Visigodos.
Por su parte, la historiadora Enriqueta Vila, estas demostraciones pretendían demostrar la pureza de sangre durante la Reconquista, y la costumbre llegó hasta el siglo XVI, cuando “los aspirantes a ser hidalgos tenían que pasar una especie de concurso de oposición moderno”.
El historiador Manuel González Jiménez explica que era necesario distinguir entre la pureza de sangre y la hidalguía.
“Eran cristianos viejos aquellos en cuya generación no hubiera judíos ni conversos, mientras que la hidalguía se heredaba si las cuatro generaciones anteriores eran de hidalgos, e implicaba beneficios tales como no pagar impuestos a cambio de obligaciones guerreras”.
En esos tiempos, el color de la piel era símbolo de superioridad, y es que el concepto de aristocracia no era únicamente una clase social, sino que se trataba de un rasgo hereditario y físico.
Por este motivo, los aristocráticas contraían matrimonio en ocasiones con familiares con tal de conservar la ‘sangre noble’.
El conocido filósofo Max Weber resaltó las “diferencias de color” de la piel como factor importante para distinguir a los aristócratas de las clases sociales bajas.
“Los matrimonios con sujetos despreciados nunca alcanzaron una atención social completa…”, apunta Weber.