El ser humano ha creado diversas rutas para comunicarse con otros lugares desde la antigüedad, sin tomar en consideración la presencia de enormes rocas, pendientes empinadas, volcanes o la densa naturaleza.
Esta persistencia ha llevado a las personas a pavimentar caminos, construir túneles y carreteras sin importar los obstáculos. Muchos de éstos se convirtieron en rutas que conectan lugares distantes con la civilización. Pero debido a sus curvas cerradas sin barandas, barrancos, baches, arena, grava, deslizamientos de tierra, tormentas de nieve, avalanchas y caminos estrechos de tierra en las montañas, los conductores son llevados al límite.
Tales pistas requieren la máxima destreza al conducir. Pero hay una ruta que destaca entre todas por su gran peligrosidad, y es la carretera Yungas de Bolivia.
Carretera Yungas Norte, Bolivia
Longitud de la carretera: 56 km
Peligros: deslizamientos de tierra, desprendimientos de rocas, acantilados de niebla, carriles angostos y no cuenta con barandas.
El ‘Camino de los Yungas’ fue construido en la década de 1930 por prisioneros de guerra paraguayos. El objetivo de la creación de esta carretera fue la entrega de ayuda humanitaria entre las tierras altas y las bajas.
Esta carretera conecta la capital de Bolivia, La Paz, con el centro administrativo de los Yungas del Norte, la ciudad de Coroico. Una pista de grava sin protección de un solo carril en Cordillera, la cual está muy por encima de las nubes.
La pista incluye fuertes descensos, subidas y más de 200 giros, con espacios en los que su ancho no supera los 3.50 metros.
Las vistas desde el camino de los Yingas son épicas. Pero es difícil para el conductor admirar la exuberante selva del Amazonas desde arriba. Después de todo, si se distrae para ver el paisaje podría ser lo último que vea en la vida.
El camino sin iluminación a menudo está envuelto en lluvia, niebla y nieve; además se producen deslizamientos de tierra y caen piedras frecuentemente. Un giro equivocado puede ser fatal. Pero en lugar de conducir a una velocidad moderada, los conductores intentan adelantarse unos a otros.
En la década de 1990, el Banco Interamericano de Desarrollo declaró este camino traicionero como el más peligroso del mundo. Hasta 1998, unos 26 coches y 300 viajeros morían en la pista cada año. Se pueden ver numerosas cruces, monumentos conmemorativos improvisados, en lugares donde personas desafortunadas cayeron de un acantilado a las gargantas de la jungla. Por todos estos motivos, esta carretera ha sido apodada por los lugareños como el ‘Camino de la Muerte’.
Solución: la Ruta Nacional 3
Finalmente, en 2009 el gobierno construyó una carretera segura alternativa, la Ruta Nacional 3. La nueva carretera pavimentada de dos carriles con drenaje y guardarraíles se encuentra en buenas condiciones. Por lo tanto, los lugareños evitan la Carretera de los Yungas como la peste.
Deportes extremos
Los riesgos evidentes no impiden que miles de turistas imprudentes practiquen ciclismo de montaña. Cada año, hasta 25.000 entusiastas de los deportes extremos vienen a la carretera más peligrosa del mundo en busca de aventuras llenas de adrenalina. Dado que la carretera se ha destinado en gran medida a los buscadores de emociones y turistas, la cantidad de accidentes de tráfico fatales se ha reducido drásticamente. Aun así, poco más de una docena de ciclistas han muerto en el ‘Camino de la Muerte’ en la última década.
