¿Por qué se produjo la famosa tragedia del Challenger?

Tras dos despegues aplazados por problemas técnicos, el 28 de enero de 1986 despegó a las 11 de la mañana del Centro Espacial Kennedy situado en Florida (EE.UU).

Su misión era rutinaria, pues únicamente tenía que poner en órbita un satélite de comunicaciones.

De hecho, en esta ocasión estaba previsto que una ciudadana corriente, Sharon McAuliffe, viajara al espacio para demostrar que este tipo de operaciones eran totalmente seguras.

Así, un total de cinco astronautas profesionales, un ingeniero y la mencionada ciudadana embarcaron en el transbordador y partieron con dirección a la atmósfera.

Pero a los 36 segundos del despegue el aparato fue golpeado por un violento viento de costado que obligó al sistema de navegación a corregir la potencia de los cohetes impulsores.

Pero al alcanzar la máxima potencia el fuego envolvió las juntas de uno de estos cohetes, por lo que a los 72 segundos éste acabó girando sobre sus amarres y desgarró el depósito de combustible, lo que provocó que toneladas de combustible se incendieran y convirtieran la nave en una bola de fuego.

En pocos segundos el transbordador se desintegró en el aire, a pesar de lo cual la cabina se mantuvo prácticamente intacta hasta caer en el Oceáno Atlántico.

De hecho, algunos de los integrantes intentaron activar los suministros de oxígeno de emergencia, pero la presión aerodinámica y el posterior impacto con el agua acabaron con la vida de todos ellos.

Como es lógico, el presidente Ronald Reagan creó una comisión de investigación para identificar las causas del accidente, la cual llegó a la conclusión de que un diseño defectuoso de los aros de goma que sellaban los segmentos del cohete impulsor había provocado su fallo tras el despegue por las bajas temperaturas y, por tanto, había sido el desencadenante de la tragedia.

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