Julio Africano cuenta cómo Narmer (hacia el 3.000 a.C.), primer faraón del Antiguo Egipto,murió arrollado por un hipopótamo.
La misma suerte corrió Aha (3007-2975 a.C.), el segundo faraón de la I dinastía, que falleció por las heridas que recibió durante una cacería de hipopótamos.
En territorio español, en concreto en Asturias, se ubica el primer oso regicida del que se tiene conocimiento. Este plantígrado acabó con la vida del rey astur Favila –sucesor de Don Pelayo– en el siglo VIII.
Por cumplir con la cuota hablaremos de Brunekhilda, una reina visigoda que quedó enganchada en el estribo de su caballo y falleció arrastrada por éste.
Una de las muertes más célebres y recientes a manos de una bestia fue la de Alejandro I de Grecia (1893-1920). El monarca heleno falleció por culpa del mordisco con que le obsequió uno de los monos que vivían en los jardines de su palacio.