El colombiano Pablo Escobar es el narcotraficante más célebre de todos los tiempos. En los años 80 llegó a controlar el 70% del tráfico de cocaína en todo el mundo.
Durante esos años el mundo del narcotráfico amañó partidos, asesinó a un árbitro, secuestró y amenazó a jugadores, e invirtió mucho dinero en sus equipos más afines.
El fútbol era una forma de trasladar la lucha de los diferentes cárteles al terreno de juego, y de limpiar dinero que provenía del tráfico de drogas.
Pablo Emilio Escobar Gaviría, ‘El Patrón’, era de Atlético Nacional. Cuando en 1989 Nacional ganó una Copa Libertadores envuelta en polémica, todas las acusaciones apuntaban a Escobar.
La manipulación del torneo por parte del narcotraficante para que su equipo fuera campeón fue más que sospechosa.
Escobar contrataba a futbolistas profesionales para que jugaran en su inmenso refugio, la Hacienda Nápoles.
Los trasladaba en avión y les pagaba enormes cantidades de dinero en efectivo. Pasaron por allí varias figuras de los días dorados de la selección colombiana.
El mítico arquero René Higuita declaró en una ocasión: “Fui amigo de Pablo Escobar y conocí su lado humano”.