Los Bull Terriers antiguos se criaron en Inglaterra a partir de Bulldogs y Terriers. Estos poderosos perros participaron en peleas de perros o hostigamiento de toros. En 1835, este tipo de entretenimiento fue prohibido por el gobierno del país y la demanda de bull terriers declinó. (valium)
Para preservar la raza, J. Hinks cruzó el Bull Terrier con Dálmatas y White English Terriers para conseguir representantes de la raza más armoniosos y ligeros, pero poderosos y resistentes.
Dimensiones y peso, apariencia
Para los bull terriers ordinarios, se permite una altura a la cruz de 53 a 56 cm, el peso de un perro adulto es de 24 a 28 kg, posiblemente más, pero el animal debe tener una constitución poderosa.
El crecimiento de los bull terriers enanos no debe exceder los 35,5 cm a la cruz y el peso corporal no debe exceder los 9 kg.
Son perros atléticos con una constitución fuerte. El cuerpo se alarga en relación con la longitud de las extremidades. La cabeza es grande, el hocico es largo y recto, la transición a la parte frontal no es pronunciada, a veces la nariz puede tener una joroba.
Las orejas son pequeñas, triangulares, erectas. Además, su dentadura es desarrollada, posee un pelaje corto, liso y áspero. El color más orgánico y distintivo del bull terrier es el blanco. Sin embargo, entre los colores de colores son aceptables: blanco con negro, blanco atigrado y el rojizo con blanco.
Carácter y hábitos
El Bull Terrier es un perro activo y ágil, puede soportar un gran esfuerzo físico. El cual se caracteriza por la independencia. Ya que es un perro equilibrado, obediente y amigo de todos.
Esta raza siempre está dispuesta para cumplir con las órdenes del dueño. Pero las personas criadas de forma inadecuada pueden ser agresivas y socialmente peligrosas. Por tanto, el dueño de un bull terrier debería dedicar mucho tiempo a su educación y formación.
Predisposición
Se distinguen por su buena salud. Entre las enfermedades congénitas, son bastante raras, pero aún ocurren con frecuencia las siguientes:
1) Sordera hereditaria.
2) Defectos cardíacos congénitos.
3) Discoespondiloartrosis.
4) Dislocación de la rótula.
5) Piloroespasmo.
6) Nefropatía congénita.
7) Colapso de la tráquea.