Hay quién dice que del amor al odio solo hay un paso. Una afirmación quizás algo arriesgada, pero que la Ciencia se ha encargado de apoyar con datos concluyentes.
Y es que un estudio realizado en 2008 por científicos de la Universidad de Londres desveló que la zona del cerebro donde se produce el odio está íntimamente ligada con el área cerebral donde se produce también el amor.
Los investigadores hicieron esta comprobación al analizar a 17 individuos (hombres y mujeres) a los que les habían hecho mirar fotografías de personas a las que amaban y a las que odiaban.
Y los resultados indicaron que en ambos casos se activaban unos circuitos cerebrales muy similares.
Al parecer, el odio provocaba la estimulación de zonas relacionadas también con el amor romántico.
«Cuando miraban el rostro de la persona odiada se produjeron actividades en zonas cerebrales que se pueden considerar como ‘el circuito del odio'» afirmaron los investigadores. Entre ellas, dos regiones de la subcorteza cerebral, el putamen y la ínsula, que también se activan cuando se producen situaciones «de amor romántico».
Aunque otro detalle interesante que encontraron es que «mientras en el amor grandes partes de la corteza asociadas al juicio y razonamiento se desactivan, con el odio se desactiva solo una pequeña zona», lo cual podría explicar por qué el amor suele ser un sentimiento más irracional y menos calculado que el odio.
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