El mes de junio de 1989 pasó a la historia por la revuelta que se produjo en la Plaza de Tian’ anmen (Pekín, China).
Ese día el ejército chino dispersó mediante la fuerza una manifestación liderada por estudiantes.
Las cifras de muertos oscilan entre los 400-800 (datos de la CIA) y los 2.600 (Cruz Roja China); además de que que se calcula que hubo entre 7.000 y 10.000 heridos.
Sin embargo, fue un solo hombre el que consiguió aglutinar la imagen del conflicto. Un ciudadano anónimo se atrevió a ponerse delante de los tanques del ejército y frenar valientemente su avance.
Durante cerca de dos minutos logró que todo el mundo posara sus ojos en él, pues había conseguido plantar cara al estricto régimen chino.
Algunas democracias liberales vieron a este hombre como un símbolo del poder individual ante los Gobiernos.
Hoy en día se desconoce su verdadera identidad, pero en 1998 la revista ‘Time’ le nombró como uno de las 100 personas más influyentes del s.XX.