Probablemente la explicación de que la Mona Lisa de Leonardo Da Vinci sea la mayor obra de arte de todos los tiempos se deba más a los contratiempos que tuvo este cuadro que a la enigmática y misteriosa sonrisa de su protagonista.
Hubo mucha agitación entorno a la Mona Lisa; fue robada en 1911, apareció dos años después, fue devuelta al Museo del Louvre, en Paris, al que pertenece, fue satirizada por el artista Marcel Duchamp, que hizo una versión suya con bigote, e incluso fue protagonista de uno de los libros mas vendidos de la historia, el best seller El Código Da Vinci.
Todo esto contribuyó a que sea una pintura importante en el arte occidental. Se hizo más famosa por su popularidad que por el valor artístico en sí.
Aun así, no podemos pasar por alto la pintura; la sonrisa, o no sonrisa, de la joven retratada es muy intrigante y parece personificar las dudas e incertidumbres que lo femenino provoca sobre lo masculino.
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