Pregunta formulada por: Verónica Fernández Salazar (Ávila) Cuando nos hacen una foto es prácticamente instintivo el gesto de alegrar la cara para salir bien en ella.
Sin embargo, se trata de una tradición que en los comienzos de la fotografía no existía.
No hay más que ver unas cuantas imágenes de finales del s.XIX para darse cuenta que en ellas no aparecen personas precisamente felices. Pero, ¿por qué? Al parecer, existían dos razones para ello.
En primer lugar hay que tener en cuenta que en los primeros años de este invento los retratados debían de armarse de paciencia para que el daguerrotipo captara la instantánea, un proceso en el que podía tardar varios minutos en captar toda la luz y plasmarla sobre un material.
Y en segundo lugar existía una razón cultural, pues en aquella época la sonrisa no era un gesto demasiado bien visto. En Occidente se la consideraba un gesto infantil e incluso de desdén.
De hecho, durante varios siglos la sonrisa fue plasmada en diversas obras de arte en la cara de personas de bajo estamento social: borrachos, locos, prostitutas, etc.
Por ello la tendencia era intentar mostrar una imagen habitual de la persona, no forzada por una sonrisa artificial.
Una costumbre que se mantuvo hasta que el cine de Hollywood y el avance de las técnicas fotográficas la cambió, por lo que los rostros risueños de las estrellas del cine empezó a crear un modelo de posado que aún impera en la actualidad.