No son pocos los estudios existentes hasta el momento que revelan lo negativo para la salud que puede ser pasar la mayor parte del tiempo en soledad.
Uno de los últimos se ha publicado en la revista ‘Science’ y asegura que a los seres humanos no les gusta tener que pensar en solitario por no tener nada mejor que hacer.
El trabajo, liderado por el psicólogo Timothy Wilson de la Universidad de Virginia (EE.UU) analizó a a un grupo de personas de diferentes edades a las que les pidieron sentarse en una habitación vacía para pensar en un espacio de tiempo corto de entre 6 y 15 minutos.
Pues bien, de los participantes el 67% de los hombres y el 25% de las mujeres prefirieron incluso autoadministrarse una descarga eléctrica equivalente a una descarga estática a cumplir con lo que se les había pedido.
Se sabe que el cerebro dispone de una red neuronal denominada ‘por defecto’ que se activa cuando la persona no hace nada, de forma que recupera una mezcla de recuerdos, ideas, planes, pensamientos y experiencias personales.
Por ello Wilson intento averiguar si las personas seleccionan realmente el momento en el que ponen a su cerebro en ese estado y si lo hacen por placer.
Y los resultados obtenidos evidenciaron que realmente los seres humanos disfrutamos cuando pensamos involuntariamente mientras hacemos otra tarea, de forma que estas ideas y recuerdos sirven como una válvula de escape temporada para relajarse mientras se lleva a cabo algo que puede resultar tedioso.
Sin embargo, lo que quedó claro es que la perspectiva de pensar de forma obligatoria por simple aburrimiento no resulta nada atractiva, por lo que quizás haya que plantearse que los castigos basados en enviar a los niños al ‘rincón de pensar’ quizás sean más duros de lo que pueda parecer.