En la Edad Media dejó de usarse, hasta que en 1588 resurgió en Inglaterra.
El primer hecho constatado del uso de esta técnica es la transcripción de la vida de Sócrates por el historiador Jenofonte.
Desde Grecia conserva también el nombre, que procede de takhys, rápido, y graphos, escritura.
En la Edad Media dejó de usarse, hasta que en 1588 resurgió en Inglaterra.
En España se utiliza desde 1800, y gracias a la taquigrafía queda constancia fiel, entre otras cosas, de todo lo que se dice en el Parlamento, gazapos incluidos.