Winston Churchill (1874-1965) ha pasado a la historia como uno de los políticos más ingeniosos y mordaces de la historia.
De hecho, el ex Primer Ministro conservó su buen sentido del humor hasta pocos instantes antes de morir, tal y como lo confirman sus últimas palabras en el lecho de muerte.
Tras sufrir el 15 de enero de 1965 un ataque cardíaco que le provocó una importante trombosis cerebral, el político falleció en 24 de enero de 1965 a los 90 años de edad.
Sin embargo, la vida no debió dejarle muy contento, pues según se cuenta Churchill pronunció poco antes de morir la frase: «¡Todo es tan aburrido!».
Curiosa despedida para la que fue una de las vidas más apasionantes de todo el siglo XX…