Erróneamente, muchas personas confunden el significado de los términos lava y magma, usándolos como si se tratara del mismo aspecto.
Pero los geólogos han aclarado que existe una diferencia evidente entre ambos elementos, a pesar de que su composición no varíe excesivamente.
Cuando hablamos de magma, se hace referencia a la masa de roca fundida que se encuentra en el interior de la Tierra. Ésta suele ser un compuesto formado por elementos líquidos, volátiles y sólidos que están atrapados en las profundidades. Usualmente se encuentra a unas temperaturas elevadas, y el exceso de presión o los movimientos telúricos pueden ocasionar que entre en actividad ascienda hacia la corteza terrestre.
Cuando el magma asciende y entra en contacto con la superficie de la Tierra, pasa a llamarse Lava. Entonces se debe tener claridad de que la lava es el mismo magma pero cuando alcanza la superficie de la Tierra. Una vez que la lava se genera, tiene unas temperaturas que suelen encontrarse entre los 900 y 1.200 °C, por lo que es altamente destructiva a su paso.
Esta lava puede recorrer grandes distancias antes de lograr un enfriamiento completo, siendo denominada como lava fluida activa. Una vez que se solidifica pasa a llamarse solo lava fluida.
Diferencias de la lava y el magma en su enfriamiento
Tanto la lava como el magma tienen capacidad de enfriarse y cristalizarse hasta llegar a formar una masa en estado sólido. En el caso del magma, se puede enfriar tras un proceso lento y llegar a cristalizar sus componentes, dando origen a rocas ígneas plutónicas, cuyos cristales suelen ser evidentes y visibles a simple vista.
Una vez que el magma ha pasado a ser lava, y por los efectos de las temperaturas ambientales, puede llegar a enfriarse de forma más acelerada que el magma, para formar rocas volcánicas. Éstas tienen un aspecto vítreo, cuyos cristales no son fáciles de distinguir a simple vista. (thebiem.com)