En los últimos días la polémica ha sacudido Venezuela por la imposibilidad de embalsamar a Hugo Chávez por el considerable deterioro del cadáver.
Sin embargo, para el experto del Instituto Español de Tanatopraxia Esteve Ferrándiz no se trata de un término correcto, pues la técnica de embalsamamiento era la que practicaban los egipcios. Así, su denominación adecuada será la de tanatopraxia, tanatoplastia, etc. según el enfoque que se le quiera dar (conservar el cuerpo durante mucho tiempo o mantenerlo solo unos días) y la técnica que se emplee.
Para llevarlo a cabo se usan técnicas poco invasivas en las que se lava el cuerpo con productos germicidas, bactericidas y virucidas, de forma que quede desinfectado y estos seres microscópicos no puedan iniciar la descomposición. Además, se recuperan los líquidos biológicos inyectando una solución de conservante que frena la putrefacción, y se hace un proceso de embellecimiento del cuerpo para que parezca lo más ‘vivo’ posible. Además, no se extrae ningún órgano, aunque los mismos se vacían de líquidos. Cabe destacar que en el caso de querer conservar el cuerpo durante un tiempo prolongado, hay que realizar este proceso un máximo de 48 horas tras su defunción.
Otra alternativa a esta técnica clásica es la del plastinado, la cual se basa en una inyección preservativa en las arterias. Después se sumerge el cuerpo en una solución de acetona para sustituir el agua de las células por esta sustancia y, finalmente, se le coloca dentro de una solución de silicona líquida, para que se evapore la acetona y ésta sea sustituida por el plástico. Así, al secarse el mismo hace que el cuerpo se endurezca.
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