Lo primordial es conocer que el cuerpo humano funciona sobre la base de reacciones electroquímicas. Pero ¿cómo es posible que sea capaz de generar electricidad?
Para eso debemos ir a los principios de la física que logramos estudiar en la escuela: En cada átomo hay un cierto número de protones, electrones y neutrones. Por lo general, el número de electrones es igual al número de protones, lo que permite mantener el equilibrio neutral de la partícula.
Los electrones se encuentran a diferentes distancias del centro de un átomo con protones y neutrones: cuanto más lejos del núcleo gira un electrón, mayor es su energía potencial. Los llamados electrones de valencia (situados en órbitas exteriores) pueden abandonar el átomo incluso con una ligera influencia exterior. Por lo tanto, al movimiento de un átomo se le define como corriente eléctrica.
¿Cuáles son las sustancias químicas que generan electricidad?
Hay muchas sustancias químicas en el cuerpo humano (por ejemplo, oxígeno, potasio, magnesio, calcio o sodio) que reaccionan entre sí para producir energía eléctrica. Entre otras cosas, esto sucede en el proceso de la llamada respiración celular, la extracción por parte de las células del cuerpo de la energía necesaria para la vida.
Cada una de las moléculas de estos químicos puede crear un impulso eléctrico negativo o positivo, dependiendo del propósito específico. Por ejemplo, en el corazón humano hay células que, en el proceso de mantener un ritmo cardíaco, absorben sodio y liberan potasio, lo que crea una carga positiva en la célula. Cuando la carga alcanza cierto valor, las células adquieren la capacidad de actuar sobre las contracciones del músculo cardíaco.
La respiración celular es solo uno de los procesos químicos del cuerpo que genera electricidad. En conclusión, cada persona es una combinación compleja de compuestos químicos, cuya interacción da lugar a una carga eléctrica.