En los últimos años se ha convertido en tradición que en la madrugada del último domingo del mes de marzo tengamos que adelantar una hora nuestros relojes.
Así, esta noche a las dos de la mañana serán las tres. Pero, ¿por qué se cambia la hora?
El motivo fundamental es el ahorro energético, pues la crisis del petróleo en la pasada década de los 70 hizo que los países desarrollados empezaran a modificar sus horarios para adaptarse a la luz natural y así aprovechar mejor sus posibilidades.
Según cálculos del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE), en España se ahorra cada año un 5% del consumo eléctrico gracias a esta medida.
Esto se traduce en unos 300 millones de euros, 210 pertenecientes a la industria y a edificios empresariales.
Además, se considera que cada ahogar ahorra unos 6 euros gracias a este cambio.
Así, en España este cambio de hora es obligatorio desde 2002, aunque en otros países como Ecuador o de África y Asia no existe esta tradición.
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