Según un reciente estudio publicado en ‘Pedriatrics’ la transmisión de microbios de la boca de los padres a los del bebé puede ayudar a que el niño mejore la diversidad bacteriana presente en su sistema digestivo, lo cual incrementa su inmunidad ante los agentes patógenos externos.
Para ello basta con que los padres limpien el chupete sucio en su propia boca en lugar de con el agua.
Y es que según los resultados obtenidos, este simple gesto podría ayudar a que el crío no padezca de asma o de alergias durante los años siguientes.
Aunque los propios científicos quieren dejar claro que su utilidad no está realmente confirmada, por lo que no es más que una mera hipótesis que se puede probar sin miedo a que acabe convirtiéndose en perjudicial.
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