Su descubrimiento supuso un gran salto cualitativo para la humanidad.
El principio de acción de los antibióticos (del griego ‘anti’, en contra, y ‘biotikós’, favorable a la vida) se basa en la toxicidad selectiva: su objetivo es matar a los organismos dañinos invasores y respetar a los presentes naturalmente en el cuerpo.
Su mecanismo de actuación depende del tipo de antibiótico y de las bacterias contra los que actúen. Así hay varios tipos, como la penicilina.
Además, no hay que olvidar que los antibióticos tienen efectos secundarios, que su ingesta es incompatible con la del alcohol y que su consumo excesivo a la larga desarrolla poblaciones de bacterias resistentes (haciendo que los antibióticos conocidos se convierten en inútiles).
Por eso, no se deben consumir antibióticos sin que lo haya ordenado un médico.
(Zolpidem)
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