Un 10% de la población mundial no tiene y nunca lo tendrá. ¿Por qué?
Las muelas del juicio son vestigios de la evolución humana, es decir, órganos que con el paso de los años han perdido su utilidad.
Según explican, los terceros molares (las muelas del juicio) servían para que nuestros antepasados puedan consumir los alimentos más duros.
Pero con el paso de los siglos, nuestros maxilares (los huesos que forman la mandíbula) han ido disminuyendo de tamaño, pero conservamos el mismo número de dientes (32). La evolución de los huesos y los dientes no ha sido pareja.
A ese 10 % que no les saldrán es porque estas muelas se quedarán retenidas en el hueso y generalmente en una posición inadecuada (no erupcionan). Se espera que con el paso de los años, ningún ser humano posea estas molestas muelas.
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