El compositor Ludwig van Betthoven (1770-1827) tenía una peculiar costumbre a la hora de sentarse a crear sus piezas musicales.
Se cuenta que instantes antes de ponerse a trabajar sumergía su cabeza en agua fría con el objetivo de despejarse y mejorar su concentración.
El alemán pensaba que este sistema contribuía a activar todos sus sentidos, de forma que el agua le ‘despertaba’ y le hacía estar más vivo para crear sus inmortales melodías.
La Copa del Mundo es el trofeo al que aspiran todos los jugadores de fútbol.…
El fútbol es el deporte rey por mucho que pasen los años, un deporte con…
En muchos casos, no se entiende por qué, en lugar de contratar actores, los estudios…
Considerada como la reina del casino, la ruleta es, quizás, el juego de azar más…
Las estatuas e íconos católicos han servido como símbolos de fe y esperanza durante innumerables…
La estrella de David es uno de los símbolos antiguos más conocido a nivel mundial.…