En efecto, este animal es, junto a los equidnas, el único mamífero del mundo que tiene un sistema de defensa con veneno.
Se trata de una facultad propia únicamente los machos, de forma que estos seres cuentan con dos espolones en la cara interior de sus dos patas traseras.
Cada uno de ellos puede descargar entre 2 y 4 ml de veneno en cada ataque, pues los ornitorrincos se enganchan con fuerza a sus víctimas y les inoculan el veneno.
El mismo no es mortal para los humanos, aunque sí existen casos de muertes de perros y pequeños animales tras ser atacados por uno de estos mamíferos.
Lo malo para las personas que sufren estos envenenamientos es que, al ser casos no muy habituales, el veneno no ha sido objeto de un gran estudio y no hay antídoto para el mismo.
Así, la terapia tiene el objetivo de rebajar el dolor y la hinchazón y evitar infecciones posteriores aplicando antibióticos.
Además, las picaduras se caracterizan por no provocar mucha sangre, pues este veneno tiene propiedades coagulantes.
Para evitar estos percances se recomienda (en caso de necesidad) agarrar a los ornitorrincos por la cola, de manera que sus patas traseras queden alejadas de las manos y del cuerpo.
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