El Real Madrid mostró dos caras muy distintas durante la final de Cardiff. La primera parte no tuvo un dominador claro. Los blancos marcaron primero, pero tan sólo 6 minutos más tarde la Juve empató con un espléndido gol. El partido estaba en tierra de nadie… ¡hasta que llegó el descanso!
Nadie sabe lo que dijo Zinedine Zidane a sus jugadores en el vestuario, pero lo cierto es que los blancos salieron en la segunda parte y arrollaron a la Juventus. La segunda parte fue un monólogo maravilloso del Real Madrid, que pasó por encima del conjunto italiano. La charla de Zidane en el descanso fue decisiva, y los jugadores blancos saltaron al terreno de juego dispuestos a conquistar Europa, salieron a hacer lo que mejor saber hacer, jugar al fútbol como los dioses para regalar a la afición un título más, un título único: la Duodécima.
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