Muchas personas creen que los perros muerden porque simplemente así es su naturaleza. Pero un perro no se vuelve agresivo sin una buena razón, y generalmente esto refleja niveles altos de estrés.
Por eso, para evitar que tu cachorro crezca enojado o agresivo, evita las situaciones estresantes o enséñale a soportarlas con calma. Además, deberás ser capaz de detectar las señales de miedo en tu cachorro; por ejemplo, si se esconde en un rincón o tira de la correa.
Un perro no tiene que tener ninguna experiencia negativa para tener miedo. Los perros se intimidan si no tienen la oportunidad de socializar con suficientes personas. Si tu cachorro se acostumbra a ver a las personas (adultos y niños) como una fuente de diversión, elogios y golosinas, dejarán de ser una amenaza para él.
También necesitas acostumbrar a tu cachorro a sonidos y situaciones que pueden asustarlo cuando es pequeño, y así ayudarlo a superar esos miedos. Luego, cosas potencialmente aterradoras como una aspiradora, el tráfico o el cartero se vuelven parte de la vida cotidiana.
Para los perros, las personas son muy diferentes, ya que pueden ser amigos, familiares y extraños. Al mismo tiempo pueden variar en edades, complexiones y tamaños. Por lo tanto, es fácil que tu cachorro se confunda con ellos.
Tu cachorro necesita aprender a conocerlos a todos, y cuanto antes mejor. Entonces, las personas no parecerán tan desconocidas y el cachorro pronto sabrá cómo comportarse con más calma y confianza.
Es importante que tu cachorro también conozca a los niños. Pocos niños pueden resistirse a acariciar y jugar con un cachorro, lo cual puede ser emocionante para la mascota.
Por ejemplo, puedes sacar a pasear a tu cachorro cerca de una escuela. Los niños no necesitan ser persuadidos, así que ellos mismos estarán felices de tocar a tu mascota. Pero no olvides que los cachorros se cansan rápidamente, así que intenta que las reuniones con extraños sean breves y dale a tu mascota la oportunidad de descansar.
Antes de llevar a tu cachorro a casa, éste ha estado jugando con sus hermanos y morder es una parte natural de su juego. En el nuevo hogar seguirá mordiendo, por lo que debes aprender formas de ayudar a corregir el comportamiento del cachorro. Lo más importante es desviar la atención de tus manos y pasar a los juguetes.
Siempre que juegas con tu cachorro, llega un momento en que quiere saborear tu mano. Así que ten siempre uno de sus juguetes listo y evita que te muerda en cualquier momento. De ese modo tu cachorro aprenderá que es mucho más cómodo y divertido jugar con un juguete que con tu mano.
Es importante recordar que cualquier cosa que le enseñes a tu cachorro, será parte de su comportamiento normal en el futuro. Así que cuando juegues con tu cachorro, trata de pensar en él como un perro adulto y evalúa si su comportamiento es aceptable o no.
Si durante el juego comienza a gruñir, intenta morder la mano que sostiene el juguete o persigue al niño, debes detener el juego inmediatamente y marcharte con el juguete.
De ese modo, pronto el cachorro comprenderá por qué se acabó la diversión e intentará evitar el comportamiento que provocó tal reacción.
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