Algo a priori tan poco útil como la paja podría empezar a tener una importante implicación en poco tiempo. Al menos esta es la intención de un estudio gallego desarrollado por la investigadora María López Abelairas, pues el mismo propone emplear los desechos de las plancas secas de trigo, centeno o maíz como combustibles, plásticos y aditivos de cosmética ecológicos. Al parecer, la diferencia de este proyecto respecto a los otros existentes es que intenta seguir un proceso bilógico para obtener la rentabilidad de la paja, de forma que se genere el mínimo de contaminación en el mismo.
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