Bien es sabido que en el cine las cosas no son lo que aparentan.
Para algunos hombres la estatura siempre ha sido un motivo de complejo, especialmente si están al lado de una mujer más alta que ellos.
Se trata de un concepto que en el cine clásico siempre estuvo muy presente, como se demuestra en el caso de la obra maestra ‘Casablanca’ (1942).
Según cuenta la anécdota, Humphrey Bogart se encontró con un pequeño problema al descubrir que su compañera de reparto, Ingrid Bergman, era ligeramente más alta que él.
La sueca medía 1,78 metros, mientras que el intérprete norteamericano a duras penas alcanzaba los 1,70 metros.
Por ello, a Bogart no le quedó más remedio que ponerse alzas en los zapatos para dar la ‘vuelta a la tortilla’ y que él pareciese más alto.
Y es que, ¿se imaginan la histórica última escena con Bogart teniendo que mirar hacia arriba para ver a su interlocutora? La magia del cine…
(Klonopin)
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