El ser humano ha intentado conservar a sus muertos en el mejor estado posible desde tiempos inmemoriales.
Los egipcios idearon la técnica del embalsamado con la que momificaron a algunos de sus grandes Reyes como Ramses II o Tuttankamón.
Y en el último siglo los humanos han continuado con esta tendecia con algunas de las personalidades más importantes.
Así, el líder comunista chino Mao Tse Tung sufrió este proceso a su muerte, aunque las técnicas empleadas fueron tan catastróficas que su cuerpo quedó bastante deteriorado.
Mientras tanto, en la antigua URSS los líderes soviéticos Lenin y Stalin también fueron conservados, aunque solo el cuerpo del primero sigue expuesto.
Y en Argentina el fallecimiento de Eva Perón a los 32 años hizo que su restos fueran preservados de la descomposición, una tarea que fue enconmendada al español Pedro Ara y a la que le dedicó cerca de un año.
Sin embargo, más tarde sería sepultada. Y tampoco se puede olvidar a otros grandes personajes embalsamados como J.F. Kennedy o el líder norcoreano fallecido en 2011 Kim Jong-Il.