¿Qué fue lo que mató al famoso General Prim?

El general Juan Prim y Prats falleció el 30 de diciembre de 1870 a los 56 años víctima de un atentado.

Este hombre fue uno de los personajes más importantes de la historia del s.XIX de España por haber participado como militar en la I Guerra Carlista y en la Guerra de África, así como por haber favorecido la entronización de la Casa de Saboya gracias al reinado de Amadeo I, el cual precisamente dio comienzo el año de su muerte.

Fueron unos acontecimientos que tuvieron lugar en una situación de inestabilidad política en España, por lo que su crucial papel en ellos le convirtieron en objetivo de diversos intereses y conspiraciones.

Hasta hace poco tiempo las verdaderas causas de su muerte han sido un misterio, pero el investigador Francisco Pérez Abellán ha intentado arrojar luz sobre el caso con su libro ‘Matar a Prim’.

Tras analizar con las más modernas tecnologías el cadáver del general se ha podido llegar a algunas conclusiones interesantes.

Hay que tener en cuenta que el cuerpo del militar y político se encuentra en un magnífico estado de conservación a pesar de haber fallecido hace 144 años, pues murió desangrado y sus restos reposaron en tres ataúdes, uno de ellos de plomo.

Según Abellán, «a Prim le mataron dos veces. Una, en la emboscada de la calle del Turco en Madrid, tras salir del Congreso de los Diputados, cuando le acribillaron a trabucazos.

Y otra, después, cuando en su propia cama, una mano homicida le mató asfixiándole con una correa».

Estos hechos habrían tenido lugar el 27 de diciembre de 1870, tres días antes de lo que dice la versión oficial, que habla de una muerte a causa de una infección por las heridas.

«Prim llegó a casa minutos después de ser tiroteado, casi desangrado, con nueve impactos de bala (…) Eran heridas de muerte porque nadie se ocupó de tratarlas.

Se limitaron a limpiárselas y dejarle morir. Hasta que alguien decidió eliminar el ‘engorro’. Probablemente le mataron ese mismo día, en horas».

Así, el investigador concluye que el asesinato fue «minuciosamente calculado por al menos dos hombres de poder que querían aún más poder: el duque Montpensier y el general Serrano. El primero financió el golpe y el segundo urdió el engaño posterior».

No en vano, Prim fue víctima de una encerrona, ya que dos carruajes se encargaron de taponar la calle en la que se encontraba, dejándole a él y a sus dos acompañantes a merced de un par de sicarios.

Por tanto, misterio resuelto a su juicio; aunque Abellán es consciente de que aún quedan algunas lagunas por aclarar, como el papel en estos hechos del republicano radical José Paúl y Angulo, así como del ministro de Gobernación, Práxedes Mateo Sagasta.

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