El término ‘gilipollas’ suele ser bastante usado como insulto en el castellano gracias a su gran sonoridad.
Según su versión, todo empezó a finales del s.XVI, coincidiendo con la época en la que Baltasar Gil Imón de Mota era el fiscal del Consejo de Hacienda del Reino.
Al parecer este hombre solía acudir a diversos actos públicos acompañado de sus hijas Fabiana y Feliciana con el objetivo de encontrarles marido.
La cuestión es que las dos tenían fama de feas y poco inteligentes, por lo que nunca encontraban pareja.
Así, cada vez que este hombre se paseaba junto a sus hijas la gente comentaba a sus espaldas «ahí va de nuevo don Gil con sus pollas».
Hay que tener en cuenta que entonces ‘pollas’ se refería a unas mujeres jóvenes; por lo que con el paso del tiempo la palabra habría surgido de unir el apellido ‘Gil’ con la palabra ‘pollas’.
Una forma de recordar la fealdad y la poca belleza de las hijas de este personaje histórico, quien por cierto da nombre a una calle situada cerca de la Basílica de San Francisco de la capital de España.
Según la Real Academia Española de la Lengua se trata de un sinónimo vulgar del adjetivo ‘gilí’, el cual hace referencia a una persona que es «tonta o lela» y que a su vez proviene del vocablo del idioma caló ‘jilí’ (equivalente a ‘inocente o cándido’).
Sin embargo, el blog ‘Secretos de Madrid’ apunta a un posible origen madrileño de esta palabra.
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