La afición del Real Madrid y la del Barça no se parecen en nada. Mientras el público del Santiago Bernabéu acude al estadio para animar y empujar a su equipo, la gente que va al Camp Nou se limita a calentar su asiento en un estado de somnolencia general.
Los madridistas saben que la unión hace la fuerza, y en los momentos difíciles se mantienen fieles a su equipo.
En cambio, los culés, cuando el Barça pierde, algo habitual, empiezan a despotricar de todos sus jugadores y el entrenador anuncia su retirada…
El motivo de estas diferencias es obvio, y sería poco justo no nombrarlo.
Históricamente, el Real Madrid ha ‘mal acostumbrado’ a su afición a base de victorias y la consecución de los títulos más importantes, mientras que la afición del Barça se ha limitado a ver como los blancos levantaban los trofeos y los suyos quedaban en segunda posición.
La gran diferencia entre la afición del Real Madrid y la del FC Barcelona es que los blancos nunca dejan de creer en su equipo y los culés viven sufriendo, esperando con miedo cuando tendrá lugar la siguiente humillación por parte del mejor equipo del mundo.
Esa es la grandeza del aficionado del Real Madrid, que la experiencia le ha enseñado en infinitas ocasiones que los de la camiseta blanca, la suya, siempre luchan hasta conseguir la victoria.
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